Fuensanta Hernández Ruipérez a, Mª Rocío Ruiz de Ybáñez Carnero b
a Departamento de Producción animal. Facultad de Veterinaria, Universidad de Murcia
b Departamento de Sanidad animal. Facultad de Veterinaria, Universidad de Murcia
Ponencia en el 12º Congreso de Fitoterapia de SEFIT. Murcia, 9-12 de noviembre de 2023

La coccidiosis es una enfermedad causada por protozoos que afecta, principalmente, al tracto digestivo de animales. Los géneros más comunes son los apicomplexa Isospora, Cystoisospora y Eimeria. Estos parásitos están muy extendidos, especialmente en sistemas ganaderos de producción intensiva. Así, en 2018 fue confirmada en porcino europeo la presencia de Cystoisospora suis en el 50,1% de las camadas de lechones y el 71,4% de las explotaciones, llegando su prevalencia al 100% de las granjas analizadas. En avicultura las pérdidas anuales superan los 3 mil millones de dólares. Los animales afectados muestran apatía, diarrea, retraso del crecimiento y llega a provocar mortalidad. El control de la enfermedad se realiza mediante el uso de medicamentos de forma preventiva y/o metafiláctica.
Sin embargo, el uso continuado de estos medicamentos entraña, entre otros, el riesgo de la aparición de resistencias, por lo que se hace necesaria la búsqueda de nuevas terapias que garanticen las producciones animales, la salud y bienestar de los animales, y la seguridad alimentaria. En este sentido, la fitoterapia es un campo de gran interés.
Según su mecanismo de acción se pueden clasificar las terapias alternativas en 4 grupos: un primer grupo formado por productos que inhiben diferentes puntos del ciclo biológico de los coccidios, como, la artemisina (Artemisia annua), los taninos procedentes de Pinus radiata, la alicina (Allium sativum), los extractos de Camellia sinensis, Linum usitatissimum, Ageratum conyzoides o Vernonia amigdalina, y los aceites esenciales de plantas como Oreganum compactum, Rosmarinus officinalis, Malvaviscus arboreus o Citrus sinensis. No todos tienen el mismo mecanismo de acción, pero finalmente inhiben la esporulación y la formación de la pared ooquística. Un segundo grupo de sustancias actúan como moduladores del sistema inmunitario, como el cinamaldehído, carvacrol, oleorresinas de pimiento y cúrcuma, lectinas obtenidas a partir de Fomitella fraxinea, propil tiosulfinato o su variante oxidada, o los derivados de Echinacea purpurea. Un tercer grupo está formado por probióticos (Lactobacillus, Enterococcus o Bifidobacterium), que actúan contra la coccidiosis promoviendo la presencia de bacterias “saludables” que ejercen exclusión competitiva sobre las patógenas, potenciando el buen estado y maduración de la mucosa intestinal, o ejercen un cierto grado de regulación en la reacción inmunitaria. Finalmente, un cuarto grupo lo integran los prebióticos, sustancias que favorece el crecimiento de los probióticos y estimulan la actividad de los macrófagos, serían sustancias como los oligosacáridos derivados de la achicoria, cebolla, ajo, espárrago, alcachofa, puerro, plátano, tomate o trigo.