Josefa Madrid Sánchez, Silvia Martínez Miró. Departamento de Producción animal. Facultad de Veterinaria, Campus de Excelencia Internacional “Mare Nostrum”, Universidad de Murcia
Ponencia en el 12º Congreso de Fitoterapia de SEFIT. Murcia, 9-12 de noviembre de 2023

Mezcla de pienso. Foto: Verolg (licencia CC)
Las plantas y sus extractos han sido utilizadas históricamente por el ser humano, por sus efectos medicinales. Existen evidencias de su uso, desde antiguas civilizaciones hasta la actualidad. Los animales se han beneficiado de los conocimientos del hombre sobre las plantas y sus extractos a lo largo de la historia. Además, recientemente, se suman a los efectos medicinales, nuevos usos como “productos funcionales”. La producción animal moderna se enfrenta a grandes desafíos como: las restricciones en el uso de piensos medicamentosos (debidas a las resistencias a los antibióticos), la implementación de sistemas que favorezcan el bienestar animal, así como la protección del medio ambiente. Por lo que el empleo de los extractos de plantas en alimentación animal se plantea como una estrategia de interés con gran potencial, debido a sus efectos positivos sobre la palatabilidad, la función digestiva, su actividad antimicrobiana, antioxidante e inmunomoduladora.
En la Unión Europea el empleo de plantas y sus extractos está regulado como medicamentos, como materias primas, o como aditivos; aunque los límites del marco regulatorio aplicable no son claros en todos los casos. En el ámbito de los piensos no medicamentosos, las plantas y sus extractos pueden ser incluidos como materias primas o aditivos. Los considerados “materias primas” se rigen por los requerimientos básicos legales establecidos en el Reglamento 767/2009 CE. Se consideran materias primas, cuando únicamente se tiene en cuenta su aporte nutricional, se obtienen por procesos básicos, y no declaran propiedades funcionales. Los considerados “aditivos” se rigen por el Reglamento 1831/2003 CE que desarrolla criterios de autorización muy exigentes. Los aditivos deben aportar funcionalidades al pienso, y deben integrarse en una categoría reconocida; clásicamente los extractos de plantas han sido incluidos en la categoría de aditivos organolépticos, como aromatizantes, y actualmente algunos también son considerados zootécnicos. Además, los aditivos para ser comercializados deben ser autorizados por la Comisión Europea, lo que ha complicado su inclusión en los listados de aditivos autorizados. Así, éstos deben ser evaluados por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria para comprobar su seguridad y eficacia, antes de su aprobación.
En definitiva, el uso de los extractos de plantas tiene grandes perspectivas de futuro en alimentación animal, debido a sus propiedades funcionales demostradas; si bien para una utilización de forma habitual y su optima comercialización en alimentación animal, existen dificultades dentro del marco regulatorio actual, además de mantener la necesidad de mejorar los conocimientos científicos sobre los mismos.