José Luis Ríos Cañavate
Departament de Farmacologia, Facultat de Farmàcia, Universitat de València

Anís estrellado, fuente de ácido shikímico
Existe la creencia generalizada de que los fármacos de síntesis son predominantes en terapéutica y que han surgido de forma sistemática de los laboratorios de química farmacéutica. También se tiene la idea de que la fitoterapia es solamente una terapia complementaria o alternativa. Nada más lejos de la realidad, ya que en el arsenal terapéutico español hay medicamentos que no poseen sustancias puras de síntesis, sino extractos de drogas vegetales (ginkgo, rusco o sabal), mientras que en otros casos se utiliza directamente la materia prima (semillas de ispagula). Existen compuestos naturales activos utilizados en farmacoterapia, como codeína, galantamina, paclitaxel, vinblastina o lovastatina, mientras que otros son derivados semisintéticos de productos naturales, como verapamilo (papaverina), carbenoxolona (ácido glicirretínico), metformina (galegina) o ácido acetilsalicílico (salicina).
Otro concepto erróneo común en la población es la idea de que todo lo natural es inocuo. Algunas especies vegetales poseen efectos tóxicos directos y otras pueden dar lugar a fenómenos alérgicos o interacciones farmacológicas que contrarrestan esta idea bondadosa sobre las plantas medicinales y la fitoterapia. Pero el principal problema que se presenta es el empleo abusivo o erróneo, como el abuso actual del ginseng o de las especies con antracenósidos (sen, cáscara sagrada), las cuales se toman erróneamente para tratar estreñimientos crónicos, creando casos de tolerancia y dependencia a los laxantes estimulantes.
Un aspecto que no se ha valorado lo suficiente a la hora de establecer el valor real de la fitoterapia y los productos naturales en el campo de la medicina, es su aportación a nivel de investigación, ya que los productos naturales han sido los que han favorecido el desarrollo de la bioquímica, fisiología y farmacología. El descubrimiento de receptores y vías de señalización ha sido posible gracias a los estudios con morfina, adrenalina, atropina, cocaína, cafeína, capsaicina, nicotina, tetrahidrocannabinol o tubocurarina. La realidad es que la actividad de estos principios era conocida antes que la propia existencia de los receptores a los cuales se unían.
Igualmente hay que destacar a los compuestos naturales como base para la semisíntesis de principios activos. Es el caso de los saponósidos esteroídicos como base para la síntesis de hormonas sexuales y corticosteroides. También es conocido el empleo del ácido shikímico para la síntesis de oseltamivir (Tamiflú ®).
Otras veces la síntesis se adelantó al descubrimiento del fármaco en la naturaleza. Aunque el número de casos conocido es aún reducido, sí es llamativo que principios de síntesis como naproxeno o tramadol, hayan sido con posteridad encontrados en especies vegetales analgésicas utilizadas en medicina popular. Aunque se ha hipotetizado la existencia de benzodiacepinas en plantas medicinales, su presencia no se ha podido ratificar hasta el momento.
Un hecho a tener en cuenta hoy en día en el desarrollo de nuevos fármacos, es el conocimiento de principios naturales y su posible modificación estructural para obtener compuestos más potentes y con menos efectos indeseables. El aislamiento de floricina a partir de la corteza del manzano ha dado lugar al desarrollo de una nueva serie de fármacos antidiabéticos, sergiflorina y dapagliflocina, entre otros. Estos compuestos constituyen una nueva fuente de fármacos hipoglucemiantes, los inhibidores de la SGLT2 o proteína cotransportadora sodio-glucosa, que impiden la reabsorción de glucosa a nivel renal, disminuyendo por tanto la glucemia.
Como conclusión se puede establecer que la naturaleza no solo ha sido guía para la medicina, sino que su futuro está aún por desarrollar plenamente.
Comunicación presentada en el 8º Congreso de Fitoterapia de SEFIT, Zaragoza 2015