Estanislao Beltrán
Departamento de Ginecología y Obstetricia, Universidad de Granada

Trebol rojo. Foto: 4028mdk09
Los fitoestrógenos son un grupo de compuestos de origen vegetal que son capaces de unirse a los receptores estrogénicos. Los tipos principales son: isoflavonas, flavonas, cumestanos, lignanos y estilbenos. Las isoflavonas se encuentran en multitud de vegetales, principalmente en la soja y el trébol rojo. Numerosos estudios epidemiológicos en los últimos años han relacionado las isoflavonas de la dieta con una disminución del riesgo de determinados cánceres como el de mama o el de próstata. Sin embargo, estudios de laboratorio, tanto in vitro como in vivo, han podido evidenciar efectos estimulantes del crecimiento de células tumorales positivas para los receptores estrogénicos, al menos en determinadas condiciones experimentales, lo que ha despertado preocupación acerca de una posible influencia negativa de las isoflavonas sobre el riesgo de cáncer hormonodependiente o sobre su evolución.
Los mecanismos mediante los que las isoflavonas podrían influir sobre el riesgo de cáncer, son diversos. De un lado son capaces de unirse a los receptores estrogénicos y actuar como agonistas o antagonistas, por lo que podrían considerarse como moduladores selectivos de los receptores estrogénicos. Sobre células tumorales RE positivas, a bajas dosis estimulan el crecimiento en ausencia de estradiol, y lo inhiben ligeramente en ausencia del mismo, por acción competitiva sobre el RE. A altas dosis inhiben su crecimiento mediante otra serie de acciones (inhibición enzimática, inducción de cambios epigenéticos, acciones antiproliferativas no mediadas por RE, acción antiapoptótica, antioxidante, inhibición de la angiogénesis y de la invasividad celular, de las metástasis tumorales…), y mediante estas mismas acciones, y a cualquier dosis, también inhiben el crecimiento de las células tumorales RE negativas. Otros mecanismos mediante los que las isoflavonas pueden modificar el riesgo de cáncer son las modificaciones en el metabolismo de los estrógenos o, en el caso del cáncer de mama, los cambios que su administración en edades jóvenes produce en la maduración de las mamas, con un incremento de tejido lobular bien diferenciado a expensas de las yemas terminales.
Respecto al cáncer de mama, los numerosos estudios publicados muestran una pequeña pero significativa reducción del riesgo de desarrollar cáncer asociada al consumo dietético de isoflavonas, sobre todo en población asiática, efecto menos evidente en la población occidental. Una preocupación muy extendida se refiere a los efectos que el consumo de isoflavonas podría producir en las pacientes diagnosticadas y tratadas de cáncer de mama. Sin embargo los estudios realizados indican mayoritariamente una reducción de las recurrencias, así como de la mortalidad, tanto en tumores RE positivos como RE negativos.
Respecto al adenocarcinoma endometrial, la mayoría de los estudios encuentran un ligero efecto de reducción del riesgo, posiblemente en función de la mayor afinidad por el receptor estrogénico beta de las isoflavonas con el consiguiente efecto antiproliferativo y favorecedor de la diferenciación celular, en oposición a los efectos del receptor estrogénico alfa, o de sus acciones sobre algunos de los enzimas involucrados en el metabolismo local de los estrógenos, entre otras. En cuanto al cáncer de ovario, también los estudios realizados han mostrado efectos reductores del riesgo en las consumidoras de soja/isoflavonas .
Respecto a otros cánceres fuera del ámbito ginecológico, existen multitud de estudios de laboratorio acerca de la influencia de las isoflavonas sobre el ciclo celular, los niveles de apoptosis, la capacidad de migración/invasión, la expresión de oncogenes o genes supresores tumorales, etc., sobre tumores renales, digestivos, neurológicos, hematológicos, etc., sin que hasta la fecha se hayan realizado estudios clínicos.
Comunicación presentada en el 8º Congreso de Fitoterapia de SEFIT, Zaragoza 2015