
Azufaifos. Foto: Frank C. Müller (licencia CC)
Teresa Ortega Hernández-Agero, Departamento de Farmacología, Farmacognosia y Botánica. Facultad de Farmacia. Universidad Complutense de Madrid. INFITO
Ponencia presentada en el XI Congreso de Fitoterapia Ciudad de Oviedo (13-15 de abril, 2018).
Resumen publicado en: Bachiller LI, Cayunao CI, Vanaclocha B (Eds.). Actas del XI Congreso de Fitoterapia Ciudad de Oviedo. Oviedo: Sociedad Asturiana de Fitoterapia, 2018. ISBN: 978-84-09-01429-3.
Los frutos de diversas variedades y cultivares de Ziziphus jujuba Mill. (Rhamnaceae) conocidos como azufaifas, dátiles rojos o dátiles chinos, además de utilizarse en alimentación, se han empleado en diferentes medicinas orientales para el tratamiento de afecciones digestivas, úlceras gástricas, estreñimiento, hipertensión y tos, y como tónico estimulante (“fruto de la vida”) y afrodisíaco. Las semillas de la variedad Z. jujuba var. spinosa (Bunge) Hu ex H.F. Chow son además ampliamente utilizadas en China, Japón y Taiwán para el tratamiento del insomnio y la ansiedad, indicaciones terapéuticas aprobadas por la Chinese Pharmacopeia Comission. En algunas medicinas tradicionales también se utilizan las cortezas y las hojas de estas especies.
Entre sus principios activos figuran ácidos triterpénicos tanto en forma libre como heterosídica, flavonoides y otros compuestos fenólicos, polisacáridos y alcaloides ciclopeptídicos.
La eficacia y seguridad de los preparados de Z. jujuba, además de estar avaladas por su amplio uso tradicional a lo largo de los siglos, están sustentadas por no pocas investigaciones científicas in vitro, in vivo y en el ámbito clínico, razón por la cual la comunidad científica y las industrias dedicadas a la elaboración de complementos alimenticios están mostrando hacia ellos un notable interés. No obstante, algunos de los resultados obtenidos en dichas investigaciones podrían cuestionarse. Los procedimientos utilizados, el inadecuado diseño de algunos de los ensayos clínicos y sobre todo la gran variabilidad en cuanto a la composición química de los diferentes cultivares de esta especie vegetal, no siempre evaluada en las investigaciones, hace necesario realizar nuevos estudios que puedan garantizar su uso beneficioso.
De todas las actividades farmacológicas referenciadas las que soportan mayor evidencia científica son las relacionadas con el tratamiento de alteraciones del sueño, ansiedad, enfermedades infecciosas, procesos inflamatorios, y prevención del daño oxidativo neuronal y hepático. Estas actividades no siempre pueden ser atribuidas a un componente determinado por lo que resulta probable que el efecto pueda ser consecuencia de la actividad sinérgica de varios de los principios activos presentes en estos frutos.